Es una
medida compleja de la contaminación química del agua,
basada en la determinación de los miligramos de Oxígeno
(O2) consumidos por litro de muestra que se somete a un proceso de “digestión”, es decir, que se calienta a 150º C
durante dos horas en presencia de un agente oxidante fuerte
(como el dicromato de potasio).
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